El ´salmón´ no solo remeció Lima con su extraordinario rock, sino que ofreció una noche que ningún peruano olvidará. Andrés Calamaro dedicó gran parte del show, ofrecido en el Jockey Club del Perú, a homenajear a nuestro país.

El cantante argentino nos felicitó por el Nobel de Literatura que “es como ganar un mundial” y bromeó indicando que “me acabo de enterar que se lo quitaron a Mario Vargas Llosa para dejárselo en custodia a Joaquín Sabina” arrancando la risa de más de un asistente.

Pero ahí no quedaron los halagos, pues también tuvo tiempo para hablar del ‘Nene’ Cubillas, tal como lo hizo en uno de sus últimos conciertos. Esto con una camiseta peruana en la mano, regalo de uno de los fanáticos.

La comida peruana no se quedó atrás, pues indicó que nuestra gastronomía “es la primera”, además de precisar que el Perú es “el gran país del mestizaje”.

Pero sin duda, lo que más disfrutaron los ‘salmones’ fueron los grandes temas de Calamaro como ‘Los Divinos’, ‘Mi enfermedad’, ‘Carnaval en Brasil’, entre otros que arrancaron la ovación del público.

Calamaro siguió cautivando a los peruanos y superando con creces sus expectativas y los sorprendió al interpretar el tema ‘Let it be’ de Paul McCartney a quien agradeció por el legado dejado y recordó que el cantante se presentó esta noche en Buenos Aires, pero que él prefirió tocar en Perú, antes que ser su telonero.

Irreverente como siempre, no dudó en salir al escenario a fumarse un ‘porrito’ y decirle a sus seguidores que no les podía invitar “pues este cruzó aeropuertos, aduanas” y de más obstáculos para acompañarlo en el escenario.

Ustedes son el público más sensible, más todo, gracias por la lealtad que es la virtud que define al ser humano (…) Sé que el público peruano me respeta y quiere desde la época de ‘Mil Horas’”, preció el ‘salmón’.

Andrés Calamaro se robó el corazón de sus fanáticos en casi dos horas y media de intenso concierto, que culminó con los temas ‘Flaca’, ‘Canal 69’ y ‘Alta Suciedad’. Esta noche quedará por siempre marcada en la mente de los salmones peruanos quienes vibraron con la energía del uno de los principales iconos del rock.