A pesar de fallecer a los 27 años, dejó un legado que aún sigue sorprendiendo a nuevas generaciones.

Difusi

“Es mejor quemarse que desvanecerse”, decía la nota que dejó en su hogar en Seattle, Washington, antes de quitarse la vida de un disparo. A pesar de ser uno de los músicos más exitosos de su tiempo, Kurt Cobain no demostraba ser feliz, una esposa y una hija bebé no parecían cambiar su rumbo autodestructivo.

En abril de 1994, los rumores de la separación de Nirvana eran alimentados con la ausencia de Cobain del ojo público. Ya el 8 de abril, un electricista encontró el cadáver de la estrella de rock, habían pasado tres días de su deceso.

Luego de su muerte, siguió una vigilia y funeral que atrajo más de 7 mil de sus seguidores. Su esposa, Courtney Love, leyó parte de su nota suicida a los asistentes. Cobain fue cremado y sus cenizas esparcidas en el río Wishkah de Washington.

Pasaron 17 años del aquel trágico día y su música no pierde influencia sobre la “Generación X” ni sobre las que prosiguieron, más allá de la vida y la muerte, Kurt Cobain alcanzó la inmortalidad.