Ambas estuvieron unidas siempre por más cosas que solo la sangre. Debbie Reynolds y su hija, Carrie Fisher, eran ambas poseedoras de un talento innegable para la actuación. La madre, famosa por su papel en Singin' in the Rain y la hija, recordada por encarnar a la Princesa Leia, tambien quedaron unidas en la muerte.

A pesar de admriarse mutuamente, no fue suficiente para estar juntas siempre. Ambas dejaron de hablarse durante casi 10 años en un periodo descruto por la madre como "muy difícil y doloroso". La adicción a las drogas de Carrie y la fama de su madre la llevaron a aislarse de su familia.

Durante los 20s de Carrie, sus adicciones descontroladas hicieron que su madre se resignara a perderla. Pero el momento más difícil fue cuando Carrie fue diagnosticada con trastorno bipolar. “Nuestro punto más bajo en la relación fue cuando Carrie fue diagnosticada con su enfermedad… pero me di cuenta que lo único que podía hacer por ella era amarla, y eso he hecho y haré por siempre” dijo Debbie.

Ayer, el accidente cerebral que afectó a Debbie le provocó la muerte, solo un día después de la partida de su hija Carrie. Quizás el destino quiso que compartieran allá, donde están ahora, todo el tiempo que no estuvieron juntas.